Wednesday, March 31, 2010

PROCREAR NIÑOS CON TARAS

Todo arranca de la decisión de una pareja de lesbianas
norteamericanas sordas, Sharon Duschenau y Candy Collough, de intentar
producir por fecundación in vitro un niño que fuera sordo como ellas. Con tal fin una de las dos fué inseminada con
esperma de un varón sordo, que además tenía un historial previo de cinco
generaciones de sordos. Pues bien, al final, parece que consiguieron su
objetivo, tener un niño sordo y así poder formar un grupo, no me atrevo a
llamarlo familia, de sordos.
Este hecho, que a muchos nos parece distante de cualquier
valoración ética positiva, a otros les parece que es merecedor de un más
amplio debate.
En este sentido, Melissa Seimour ha publicado en Bioethics (DOI:
10.1111/j-1467-8519, 2009-01752.x) un artículo en el que de nuevo se
plantea la eticidad de producir niños sordos.
En dicho artículo la autora sostiene que “la valoración ética que
merece la producción de niños sordos no es tan simple como la amplia
respuesta negativa que la comunidad de personas y oyentes sugiere”.
Seimour incluye la valoración ética de la producción de niños con
discapacidades dentro de la ética de la procreación. La nueva lección que
debemos aprender del caso del niño producido sordo, afirma Seimour, es
que en una edad de impresionantes oportunidades de utilizar nuevas
técnicas reproductivas, se necesitan normas éticas, no tanto para valorar si
es correcto o no utilizar dichas técnicas de reproducción, si no si es lícito,
dentro del ámbito de la libertad humana, elegir las técnicas que los padres
consideren más idóneos para conseguir el objetivo que persiguen, todo ello
acorde con el utiliarismo más rampante. Comenta la autora que la eticidad
de reproducir niños sordos no puede ser valorado únicamente en relación al
bien del niño producido, sino con la libertad reproductiva de los padres
biológicos, en este caso las madres, por lo que si esta es prioritaria, la
decisión de utilizar dicha libertad en el sentido que se desee, en este caso la
de producir niños sordos, no puede ser condenable.

Esta teoría ética engarza con la ya defendida por Savulescu,
prestigioso profesor de la Universidad de Oxford, que contrapone el Principio de Beneficiencia Procreativa, que sostiene que
siempre hay que procurar lo mejor para el niño creado, con el de
Autonomía Procreativa, que defiende que la pareja progenitora podría
producir el niño en función de sus propios intereses. Pues bien, Savulescu
se inclina por la prevalencia de la Autonomía Reproductiva, por lo que
Sharon Duschnau y Candy Collough, estarían en su derecho de producir el
niño sordo, que es lo que deseaban.
Ciertamente no parece que la postura de Savulescu sea sostenible,
pues la salud siempre debe prevalecer como un bien sobre la enfermedad y
el derecho a la salud, sin duda, sobre el hipotético derecho a la enfermedad.
A nuestro juicio, siempre el bien del niño debe prevalecer sobre el derecho
de quienes lo producen, especialmente si tal derecho es tan aberrante como
el de producirlo discapacitado.
Justo Aznar

Monday, March 22, 2010

TRNASMISION ENFERMEDADES GENETICAS

¿Se pueden trasmitir enfermedades de origen genético con la donación
de esperma? Maron y col (JAMA 302; 168-1684, 2009) describen la
transmisión genética de cardiopatía hipertrofica al utilizar para procreación
asistida el semen de un donante portador de dicha alteración genética a
múltiples receptores. Esto sugiere la necesidad de estudios previos de los
donantes de semen para determinar que no son portadores de
enfermedades genéticas, pero ¿es esto prácticamente posible? Algunos han
sugerido (JAMA 302; 1701-1704, 2009) la creación de registros para los
donantes de semen para tener la seguridad de que no padecen este tipo de
enfermedades. Un interesante debate sobre este tema se plantea en (JAMA
303; 617-619, 2010).

ESTADOS VEGETATIVOS Y COMUNICACION

Un importante problema médico y bioético es determinar de la forma
más objetiva posible si los pacientes con severas lesiones cerebrales
tienen algún nivel de consciencia.
Sobre este tema se publica un interesante artículo en The New
England Journal of Medicine (DOI: 10:1056.NEJM e0905730; 2010) en el
que un grupo de investigadores utilizando imágenes funcionales del cerebro
obtenidas por resonancia nuclear magnética evalúan a 54 pacientes con
severas lesiones cerebrales, comprobando que cinco de ellos parece que son
capaces de pensar cuando se les demanda, produciendo imágenes similares
a las que producen las personas sanas cuando se les dan instrucciones
similares. Incluso uno de los cinco pacientes era capaz de contestar “si” o
“no” a diversas preguntas, aunque los médicos fueron incapaces de
establecer una comunicación continuada.
Los autores piensan que con su técnica pueden contribuir a ayudar a
evaluar la situación cerebral de pacientes que no responden después de
severas lesiones cerebrales y así disminuir el riesgo de diagnósticos
erróneos. En un Editorial del mismo número de NEJM (DOI:
10.1056/NEJM e0909667) se opina lo mismo, aunque se manifiesta que
han que ser muy prudentes con lo que se comunica a familiares y amigos
para no crear en ellos falsas esperanzas de curación, pues aún no se tiene
experiencia cabal del significado que puede tener esos limitados niveles de
consciencia detectados en algunos de estos pacientes.